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Medalla de oro en Londres 2012 y tres veces campeona del mundo, Támara Echegoyen iba lanzada junto a su compañera Paula Barceló hacia Tokio 2020. El pasado mes de febrero consiguieron el título mundial de la 49erFX en Australia, pero la pandemia del Covid-19 ha aplazado su sueño olímpico. 

Acostumbrada a reaccionar ante las adversidades, Támara nos ofrece desde Santander sus consejos para llevar de la mejor manera posible el confinamiento. Palabra de una gran #campeonaAmura. 

-¿Cómo te has adaptado al confinamiento?

-Tengo bastante suerte porque tengo experiencia. Mi participación en la Volvo Ocean Race, además de aprendizaje, me aportó mucha paciencia. Convivir más de 20 días en un barco, en un sitio cerrado, sirve para aprender y yo aprendí mucho de mis compañeros. Muchas de esas técnicas las estoy aplicando ahora. Este confinamiento lo estoy llevando bien porque estoy intentado ser lo más original posible. Aunque no podamos estar en el agua, hay muchas cosas que puedes hacer desde tierra para seguir vinculada a ese entrenamiento.

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-Por tu experiencia en la Ocean Race, ¿qué consejo le puedes dar a ese deportista que se encuentra confinado en su domicilio?

-Cada circunstancia es distinta, pero a mí lo que más me ayuda a pasar los días es la rutina. Si conviertes tu día en rutina, dejas de contar los días y empiezas a contar lo que tienes que hacer. Yo sigo mi rutina de lunes a sábado, y el domingo lo dedico al descanso, que también es necesario para no salir del confinamiento más cansado de lo que entraste. Los objetivos de mi rutina son siempre a corto plazo, no estoy pensando en el final de esto. En mi caso no tengo problema porque vivo sola en el piso y no hay interferencias. Cuando vives con más personas hay que respetar ese espacio, ser ordenado para permitir que la otra personal también lo disfrute de la misma manera. La empatía es esencial.

-¿En qué consiste tu rutina diaria?

-Las mañanas las dedico a todas las cosas que vamos encontrando para poder seguir trabajando desde casa. Ahora las tecnologías nos lo permiten, tenemos muchísimo material en Internet: regatas, libros, muchísimas herramientas… y reuniones a distancia. Mi equipo sigue conectado a distancia cada día. También he empezado a estudiar un máster, así que ahora tengo la oportunidad de dedicarle más tiempo y no ir con el agua hasta el cuello para hacer las entregas. Al máster le dedico la tarde. Además, tenemos el trabajo físico, que en mi caso es muy importante porque tengo unas limitaciones de peso. Cuento con un preparador físico que se adapta a cualquier circunstancia y entreno a diario. Tengo la suerte de tener algo de material en casa y un rodillo para hacer aeróbicos. En ese aspecto soy bastante afortunada: tengo mucha originalidad, porque tengo un equipo que también la tiene, y nos permite seguir trabajando cada día, de otra manera, sin salir de casa.

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-¿Cómo llevas estar alejada del mar?

-Es difícil gestionar esa ‘morriña’, porque mi pasión por el mar va más allá de la competición. Aquí en Santander estoy cerca del mar, pero justo lo tengo a mis espaldas. Siempre ha sido un sitio donde me he encontrado muy bien, que me ha ayudado a superar distintas situaciones. En este caso priorizas la necesidad de luchar juntos para poder pasar esta situación. Eso me da fuerzas. Evidentemente lo echo de menos, al igual que los abrazos y el contacto con la gente.

-La pandemia del Covid-19 ha cortado la trayectoria de vuestro barco porque el tándem que formas con Paula Barceló iba lanzado hacia Tokio…

-Como bien sabéis es un proyecto muy ambicioso. Tengo que agradecer la confianza que depositó Paula en esas ideas locas que se me ocurren. Para mí fue totalmente distinta a otras experiencias y no todos los equipos lo hubiesen logrado. Teníamos menos de dos años para conseguir un nivel que nos permitiese luchar por una medalla en los Juegos. Aunque solo se nos ve a dos, nos rodea un gran equipo y siempre han dado lo mejor de si mismos para ayudar a cada equipo que formé. El 2019 resultó muy complicado, muy duro psicológicamente. Tuvimos que afrontar lesiones en momentos muy importantes, cuando nos sentíamos muy preparadas para firmar resultados importantes. Una vez Paula y otra yo, tuvimos que abandonar las competiciones por lesión. Es desgarrador porque no te permite plasmar el trabajo que has realizado y no puedes obtener los resultados que necesitas para seguir adelante. El 2020 se presentaba cargado de retos y uno de ellos era levantar al equipo después de las adversidades. Paula y yo lo conseguimos juntas.

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-¿Qué sentiste al ganar el Mundial el pasado mes de febrero?

-Por fin se pudo ver todo el trabajo que había detrás. Yo obtuve mi segundo título mundial en esta clase y Paula se estrenó. Fue un impulso de autoestima y felicidad después de habernos retirado del Mundial 2019 meses antes. Nos sentimos muy preparadas, pero también éramos conscientes de que somos un equipo muy joven y que tenemos muchísimas cosas que trabajar para conseguir la constancia que demuestran muchas de nuestras adversarias en el agua.

-¿Qué ha supuesto el aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Tokio?

-Esa cita la tenemos ahora dentro de quince meses y, por lo tanto, estamos en pretemporada. Hace unas semanas la situación era diferente porque se nos echaba el tiempo encima. Resulta muy motivante. Solo estamos enfocadas en salir de la zona de confort y seguir mejorando, que es lo que queremos. Seguramente, también conlleve otras dificultades que irán apareciendo en el camino. De momento, la cabeza continúa centrada en mejorar dentro de lo que podemos y en ayudar a superar esta situación.

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-En el Equipo Movistar competís con prendas Amura, ¿cómo os sentís con nuestros diseños en el agua?

-Con Amura llevo bastante tiempo trabajando y las prendas que utilizamos me demuestran el compromiso que tiene la empresa con el deportista. Cada vez que necesito una modificación, cada vez que paso un feedback, siempre lo recogen con agrado para ayudarnos a estar más cómodas en el agua. Para mí eso es muy importante, poder tener esa relación con Amura que nos permita mejorar en el agua. Las licras, además de ser muy ligeras y cómodas, nos permiten los movimientos que necesitamos realizar en el agua. Eso, en un deporte como es la vela, resulta esencial. Estamos muy contentas de ese trabajo conjunto que realizamos.

-Por último, ¿qué es lo primero que vas a hacer cuando acabe todo esto?

-Meter los pies en el agua y comprobar lo fría que está (se ríe). Debido a esta situación, ahora valoramos la calidad de vida que teníamos y la libertad de movimientos, que hay veces que no nos damos cuenta de su importancia.

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